Equipaje

¿Qué me llevo, maleta o mochila?

Respuesta fácil: depende de tu ruta y de cómo te guste viajar.

Viajar con Mochila

La mochila tiene algo especial: te la cuelgas a la espalda y sientes que el mundo es tuyo. Tendrás las manos libres para sacar una foto al vuelo, consultar Google Maps, comprar un café o simplemente caminar sin sentirte atado a nada. Es una sensación de ligereza que encaja perfectamente con el espíritu de un Interrail.

Además es aconsejable para algunas ciudades con calles adoquinadas, escaleras o cuestas imposibles. Si estás pensando en visitar Lisboa, Praga o Florencia lo agradecerás pues donde una maleta con ruedas sufre, la mochila ni se inmuta. Pero aunque el lado aventurero y romántico que aporta la mochila está ligada conceptualmente con este tipo de viajes, lo cierto es que tu espalda no siempre estará contenta así que el truco consistirá en viajar ligero y no pasarte llenándola “por si acaso”.

Foto de Ketut Subiyanto pexels

Viajar con Maleta

Durante años parecía que la mochila era la única opción posible para un Interrail, pero los tiempos han cambiado. Las maletas ya no son esos armatostes incómodos de los 90. Hoy en día hay modelos ligeros, con ruedas resistentes y pensadas para moverse con facilidad por estaciones, aeropuertos y calles amplias.

Viajar con maleta tiene una gran ventaja: la organización. Abrirla y tener toda tu ropa a la vista es un lujo cuando estás de paso y no quieres perder tiempo rebuscando. Además, todo el peso va sobre ruedas, lo que significa que tu espalda descansa mientras te mueves de un lado a otro. En viajes donde te quedas varios días en la misma ciudad, la maleta encaja muy bien: llegas, la dejas en el hostel o en el hotel y te olvidas de ella hasta el siguiente traslado. También protege mejor objetos delicados, como cámaras, portátiles o cualquier recuerdo frágil que quieras llevar contigo.

Pero no todo es perfecto. Con una maleta siempre llevas una mano ocupada, lo que puede ser incómodo si quieres ir mirando el mapa o sujetar un café mientras caminas. En ciudades con calles empedradas las ruedas se convierten en una pesadilla, se atascan, hacen ruido y frenan tu ritmo. Subirla por escaleras en estaciones antiguas o cargarla en vagones estrechos tampoco es lo más cómodo del mundo. Y, por último, ocupa más espacio que una mochila en compartimentos de tren o en hostels con habitaciones compartidas.

En nuestra experiencia, la maleta es una buena opción si tu viaje es más urbano, con paradas largas en ciudades modernas y cómodas, y si valoras la comodidad de tener todo ordenado y protegido. En cambio, si tu Interrail es más dinámico, con cambios de ciudad casi diarios o visitas pueblos con calles estrechas y suelos irregulares, puede terminar resultando más un obstáculo que una ayuda.

Elige lo que te haga sentir más cómodo. El Interrail va de disfrutar, no de pelearte con tu equipaje.